miércoles, 26 de julio de 2017

Música en "Fausto" de Johann Wolfgang von Goethe

PROLOGO EN EL CIELO
[El Señor. Las cohortes celestiales. Luego Mefistófeles.]
[Se adelantan los tres arcángeles]
RAFAEL. El sol entona, siguiendo antiguo uso,
su canto con las esferas en concurso,
y su viaje, ya prescrito de antemano,
conduce a su culmen con tonante paso.
Esta gran visión da a los ángeles fuerza,
aunque nadie hasta el fondo a sondearla llega;
obras tan excelsas e inconmensurables
como el día primero siguen de admirables.


Música de las esferas (documental)



Inspirándose en la armonía de las esferas pitagórica compositores como Gustav Holst, György Ligeti y otros realizaron algunas de sus obras






.
En todo el texto se encuentran referencias a la música y la danza, eso si, las canciones salen de la mente poética de Goethe.




"Fausto" de Charles Gounod



" La condenación de Fausto" de Héctor Berlioz














JOHANN WOLFGANG GOETHE, hijo de una familia de la alta burguesía, nació en Fráncfort en 1749 y murió en Weimar en 1832, universalmente reconocido y admirado. Entre una fecha y otra no solo se extienden dos grandes revoluciones históricas, sino que la Ilustración, a través del Sturm und Drang y del clasicismo, ha dado paso al romanticismo, que marcará el rumbo del hombre moderno. La vida de Goethe no se limitó a ser un reflejo privilegiado de todas estas conmociones, sino que particípó activamente en casi todas ellas. Su novela de juventud las penas del joven Werther (1774) causó sensación en toda Europa. En 1775 se estableció como consejero del duque Karl August en Weimar, ciudad que ya solo abandonaría ocasionalmente. Un viaje a Italia (1786-1788), durante el cual versificó su Ifigenia en Táuride (1787), y la amistad con Schiller moderaron su ímpetu juvenil, asentando el ideal humanista del clasicismo de Weimar que constituye una de las cumbres de la literatura alemana. Pero su curiosidad abarcó también la geología, la biología, la botánica, la anatomía y la mineralogía, como se ve en obras como La metamorfosis de las plantas (1790) o Teoría de los colores (1810). Su obra maestra en dos partes, Fausto (1772-1831), aglutina espléndidamente todas las etapas de su carrera. En Poesía y













Verdad (1811-1830) dejó testimonio de su juventud.


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Fausto
Johann Wolfgang von Goethe
Traducción: Helena Cortés









































































































jueves, 20 de julio de 2017

Música en "David Copperfield" de Charles Dickens















¡Y aquellas veladas interminables, cuando traían la candelas y tenía que buscarme una ocupación! Como no osaba abrir ningún libro entretenido, me devanaba los sesos con un tratado de aritmética, frio e inhumano; las tablas de pesos y medidas se entremezclaban en mi cabeza con antiguas melodías, como Rule Britannia o Away with Melancholy; y parecían resistirse a que yo las aprendiera, pues me entraban por un oído y me salían por otro.











Para dar mayor fuerza a sus palabras, el señor Micawber saboreó un vaso de ponche con muestras de gran regocijo y empezó a silbar la College Hornpipe.






 





A medida que el ponche desaparecía, el señor Micawber se mostraba cada vez más jovial y divertido. Como la señora Micawber pareció contagiarse de su alegría, entonamos el Auld Lang Syne; ella cantaba la melodía y nosotros el estribillo. Cuando llegamos a: "He aquí mi mano, camarada leal", unimos nuestras manos alrededor de la mesa; y cuando llegamos a los versos de Willie Waught sin tener la menor idea de lo que significaban, nos sentimos realmente conmovidos.














Letra de Auld Lang Syne (hace mucho tiempo).
¿Deberían olvidarse las viejas amistades
y nunca recordarse?
¿Deberían olvidarse las viejas amistades
y los viejos tiempos?
Por los viejos tiempos, amigo mío,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de cordialidad
por los viejos tiempos.
Los dos hemos correteado por las laderas
y recogido las hermosas margaritas,
pero hemos errado mucho con los pies doloridos
desde los viejos tiempos.
Los dos hemos vadeado la corriente
desde el mediodía hasta la cena,
pero anchos mares han rugido entre nosotros
desde los viejos tiempos.
Y he aquí una mano, mi fiel amigo,
y danos una de tus manos,
y ¡echemos un cordial trago de cerveza
por los viejos tiempos!.













-Si alguno de ustedes me ha visto los tobillos -afirmó, una vez encaramada-, que lo diga. Me marcharé a casa a quitarme la vida.
-Yo no -aseguro Steerforth.
-Ni yo tampoco -añadí.
-En ese caso -exclamó ella-, me dignaré seguir viviendo. Y ahora, patito, patito, ¡venga para que la
señora Bond le corte el cuello!













































Oh,what have you got for
dinner, Mrs. Bond? Oh, ¿qué tiene para cenar, Señora Bond?
Canción infantil (Inglés)
"Oh, what have you got for dinner, Mrs. Bond?
""There's beef in the larder, and ducks in the pond;"
"Dilly, dilly, dilly, dilly, come to be killed,
For you must be stuffed, and my customers filled!"
"John Ostler, go fetch me a duckling or two,
John Ostler go fetch me a duckling or two;
Cry dilly, dilly, dilly, dilly, come and be killed,
For you must be stuffed, and my customers filled!"
"I have been to the ducks that are swimming in the pond,
And they won't come to be killed, Mrs. Bond;
"I cried, "Dilly, dilly, dilly, dilly, come and be killed,
For you must be stuffed, and the customers filled!
"Mrs. Bond she went down to the pond in a rage,
With plenty of onions, and plenty of sage;
She cried, "Come, little wag-tails, come, and be killed.
For you shall be stuffed, and my customers filled!"
Canción infantil (Español)
- Oh, ¿qué tiene para cenar, Señora Bond?
- Hay vaca en la despensa y patos en el estanque;
¡Dili, dili, dili, dili, venid para que os maten
Porque tengo que rellenaros y saciar a mis clientes!
John Ostler, ve a buscarme un patito o dos,
John Ostler, ve a buscarme un patito o dos;
Llama: "¡Dili, dili, dili, dili, venid para que os maten,
Porque tengo que rellenaros y saciar a mis clientes!"
- Fui a ver los patos que están nadando en el estanque,
Y no quieren venir para que los maten, Señora Bond.
Llamé: "Dili, dili, dili, dili, venid para que os maten
Porque tenemos que rellenaros y saciar a los clientes!
"La Señora Bond bajó con rabia hasta el estanque,
Con muchas cebollas y mucha salvia;
Llamó: "¡Venid, pequeñas colas meneadoras, venid que os mate,
Porque rellenados seréis y mis clientes estarán saciados!"

























De pronto me di cuenta de que alguien estaba cantando. Era Markham, que entonaba la canción: «Cuando el corazón de un hombre se siente consumido por la inquietud». Cuando dio por concluidos sus cánticos, propuso brindar «¡por las mujeres!» Pero a mi no me pareció respetuoso, y dije que no permitiría esa clase de brindis en mi casa, a menos que fuera «¡por las damas!». Fui bastante duro con Markham, sobre todo porque tuve la impresión de que Steerforth y Grainger se reían de mi... o de él... o de los dos.








The beggar's ópera ("La ópera del mendigo") If The Heart Of A Man Is Deprest With Cares
Si el corazón de un hombre está deprimido con preocupaciones, la niebla se disipa cuando aparece una mujer; Al igual que las notas de un violín, ella dulcemente eleva los espíritus y encanta nuestros oídos.









-Si tiene la bondad de guardar mi secreto, señorito Copperfield - prosiguió-, y de no ponerse en contra mía, en general, lo consideraré un gran favor. Supongo que no querrá interponer el menor obstáculo. Se que tiene usted un corazón bondadoso; pero, como solo me ha conocido en una situación muy humilde (en la más humilde, debiera decir, pues todavía es muy humilde), podría, sin saberlo, perjudicarme al hablar con mi Agnes. Ya ve que la llamo mía, señorito Copperfield. Hay una canción que dice «¡abdicaré coronas para llamarla mía!». Espero poder hacerlo, un día de estos.













The Lass of Richmond Hill, de James Hook (1746-1827); letra de L. Macnally (1752-1820).






















-Entonces -exclamó el señor Micawber-, si mi amigo Copperfield lo permite, brindaré por los días en que él y yo
éramos más jóvenes, y luchábamos juntos por abrirnos camino en el mundo. Y puedo decir de los dos, con palabras
que ya hemos cantado juntos:


Hemos correteado por las colinas
cogiendo hermosas margaritas




Versos de Auld Lang Syne (la despedida, en escocés literálmente "hace mucho tiempo"), del poeta escocés
Robert Burns (1759-1796)




























La señora Micwber golpeó nuevamente la pared para saber si el té estaba preparado e interrumpió nuestra amistosa charla. Ella misma nos lo sirvió del mejor modo; y, cada vez que le pasaba las tazas del té y el pan con mantequilla, me preguntaba cuchicheando si D. era rubia o morena, alta o baja, y otros detalles parecidos, que creo que me gustaban. Después del té, hablamos de diversos asuntos junto al fuego; y la señora Micawber tuvo la amavilidad de cantarnos (con una vocecilla desafinada que recuerdo haber considerado la cerveza más barata de la acústica cuando la conocí) las famosas baladas El intrépido sargento blanco y La pequeña Tafflin. Al parecer, la señora Micawber había sido célebre por estas dos canciones cuando vivía con su papá y su mamá. El señor Micawber nos contó que cuando la oyó cantar, la primera vez que tuvo ocasión de verla bajo el techo paterno, lo joven llamó poderosamente su atención; pero que, cuando entonó La pequeña Tafflin, decidió conquistar a esa mujer o morir en el intento.









El intrépido soldado blanco
Música de sir H. R. Bishop (1786-1855); letra del general Burgoyne (1723-1792).










La pequeña Tafflin
Mujer escocesa en la comedia de Prince Hoare, The three and the Deuce (1795); música de Stephen Storace (1736-1796).












Al mirar de nuevo al joven Micawber, pensé, por la expresión de su rostro, que debía tener la voz detrás de las cejas; y lo cierto es que ésta pareció surgir de allí cuando entonó (al verse en la disyuntiva de cantar o de irse a la cama) el tamborileo del pájaro carpintero. Después de felicitarle mucho por su interpretación, la conversación se hizo general; y, como estaba demasiado lleno de proyectos desesperados para silenciar los cambios que había experimentado mi situación, se los di a conocer al señor y a la señora Micawber, Soy incapaz de describir la felicidad de ambos cuando se enteraron de los apuros de mi tía, lo bien que se sintieron y lo cordiales que gracias a ellos fueron conmigo.














































The Wood-Pecker Tapping,




música de Michael Kelly (1764-1826)



y letra de Thomas Moore.














Miércoles.- D. relativamente feliz. Cantó una alegre melodía, las
campanas del anochecer.























Evening Bells, de Tom Moore (1818).



























Después de quitar los manteles y de cantar el Non Nobis (bellamente ejecutado, y en el que se distinguió con claridad la voz bien timbrada del talentoso aficionado WILKINS MICAWBER. HIJO), se pronunciaron los leales y patrióticos brindis de siempre que fueron recibidos con entusiasmo.


















Entre los adoradores de TERPSÍCORE, que se divirtieron hasta que el sol dio la señal de retirada, destacaron especialmente Wilkins Micawber, hijo, y la hermosa e inteligente señorita Helena, cuarta hija del doctor Mell.

















Terpsícore ‘la que deleita en la danza’) es la musa de la danza, de la poesía ligera


propia para acompañar en el baile a los coros de danzantes, y también se la considera como la musa del canto coral.








































CHARLES DICKENS nació en Portsmouth en 1812, segundo de los ocho hijos de un funcionario de la marina. A los doce años, encarcelado el padre por deudas, tuvo que ponerse a trabajar en una fábrica de betún. Su educación fue irregular; aprendió por su cuenta taquigrafía, trabajo en el bufete de un abogado y finalmente fue corresponsal parlamentario de The Morning Chronicle. Sus artículos, luego recogidos en Bosquejos de Boz (1836-1837), tuvieron un gran éxito y, con la aparición en esos mismos años de Papeles póstumos del club Pickwick, Dickens se convirtió en un auténtico fenómeno editorial. Novelas como Oliver Twist (1837), Nicholas Nickleby (1838-1839) o Barnaby Rudge (1841) alcanzaron una enorme popularidad, así como algunas crónicas de viajes, como Estampas de Italia (1846). Con Dombey e hijo (1846-1848) inicia su época de madurez novelística, de la que son buenos ejemplos David Copperfield (1849-1850), su primera novela en primera persona, y su favorita, en la que elaboró algunos episodios autobiográficos, Casa desolada (1852-1853), La pequeña Dorrit (1855-1857), Historia de dos ciudades (1859) y Grandes esperanzas (1860-1861). Dickens murió en Gadshill en 1870.















Extraído del libro
The Personal History of David Copperfield
Charles Dickens, 1849 (por entregas), 1850 (libro)
Traducción: Marta Salís