sábado, 12 de mayo de 2018

Música en "La campaña del Maestrazgo" de Benito Pérez Galdós





  La campaña del Maestrazgo es la quinta novela de la tercera serie de los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós, ​ escrita y publicada en 1899.



  En la derecha margen del Ebro y a cinco leguas de la por tantos títulos esclarecida Zaragoza, existe la villa de Julióbriga, fundación de romanos, según dicen libros y rezan lápidas desenterradas, la cual, en tiempos remotos, mudó aquel nombre sonoro por el de Fuentes de Ebro, con que la designaron cien generaciones aragonesas. No por los hechos históricos que ilustran esta villa (pues en lo antiguo dicen que fue lugar de moros, y algún chinazo le tocó en la guerra de la Independencia y en los dos inmortales sitios); no por la fertilidad de su término, regado por el Canal Imperial; no por las estameñas que fabrican sus tejedores, ni por las excelentes lechugas que crían sus huertas, ni tampoco por su gótica iglesia parroquial, donde yacen, en desmoronados sepulcros, multitud de Condes de Fuentes que rabiaron o hicieron rabiar al pueblo, aparece este en la primera página de la presente relación, sino por la fama del parador de Viscarrués, situado en la plaza junto a la llamada casa del Rey, el cual gozaba de gran crédito y favor entre los arrieros y trajinantes que comunicaban a Zaragoza con el Reino de Valencia. Asimismo confluían allí los trayectos peoniles y carromateros de la parte de Alcañiz, del Maestrazgo y Vinaroz, de la tierra baja de Teruel, Híjar y la cuenca del río Martín. Los barqueros del Canal Imperial, así como todo el personal de fontanería, eran también fieles parroquianos de Viscarrués, el cual daba excelente trato a las caballerías primero, a las personas después, y poseía un amplio local con cuadras extensas, donde podían acomodarse, entre animales y arrieros, como unos treinta pares. En el piso alto no faltaban aposentos para señores, algunos hasta con camas, otros bien acondicionados de mullidos jergones. Era la cocina monumental, con el hogar guarnecido de poyos, y por uno y otro lado donde podían tomar el pienso hasta veinte parroquianos. Servía Viscarrués un Cariñena superior, sin competencia en cuatro leguas a la redonda, y para todo pasto un tintillo de Contamina que en lo de alegrar corazones y cabezas parecía hermano de la jota. Uno y otra procedían de la misma cepa.

        cp. I     pgs 4-5/229





Gonzalo Berná

M. Glinka: Jota Aragonesa - OSRM/Gonzalo Berná Pic, director







  En las clases inferiores reinaba una jovialidad frenética. Grupo hubo en que empezaron por los postres, las dulces algarrobas; luego descuartizaban un pato, tirando en cruz de las patas y alones. Aquí comían las lechugas sin aliñar, en rama; allí naranjas a bocados mordiendo la cáscara, y encima pescado frito, o a medio freír; vino sin tasa; después bollos de aceite, y lonjas de tocino con azúcar. En las mesas o tenderetes de preferencia hubo arroces quemados, arroces crudos, anguilas, pajeles, pájaros y hasta morcillas; en otros comían el cordero a medio asar, chorreando sangre, partiéndolo con las espadas, por no abundar los cuchillos. El regimiento 1.º de Tortosa tenía una murga militar de una docena de instrumentos, trombones abollados, bombo, platillos y chinesco. Agregados a ella algunos músicos cogidos a las tropas de la Reina, compusieron una mediana banda, la cual, desde los comienzos del banquete, tocaba escogidos trágalas, la jota y otras piezas de baile. Su discorde ruido hacía juego con los manjares a medio condimentar y con la desafinada alegría del festín. Aquí y allí gritaban: «¡Que se callen esos perros!» y tenían razón, pues los de la banda eran verdaderos sicarios del arte musical.

            cp. XIV     pg 102/229



Santako Sound System         El Trágala

El Trágala fue una canción​ que los liberales españoles utilizaban para humillar a los absolutistas tras el pronunciamiento militar de Rafael del Riego.





BENITO PÉREZ GALDÓS (Las Palmas de

Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920).


  Novelista, dramaturgo y articulista español. Benito Pérez Galdós nació en el seno de una familia de
la clase media de Las Palmas, hijo de un militar. Recibió una educación rígida y religiosa, que no le impidió
entrar en contacto, ya desde muy joven, con el liberalismo, doctrina que guió los primeros pasos de su
carrera política.

Cursó el bachillerato en su tierra natal y en 1867 se traslado a Madrid para estudiar derecho, carrera que
abandono para dedicarse a la labor literaria. Su primera novela, La sombra, de factura romántica, apareció
en 1870, seguida, ese mismo año, de La fontana de oro, que parece preludiar los Episodios Nacionales.

Dos años más tarde, mientras trabajaba como articulista para La Nación, Benito Pérez Galdós emprendió
la redacción de los Episodios Nacionales, poco después de la muerte de su padre, probablemente inspirado
en sus relatos de guerra ─su padre había participado en la guerra contra Napoleón─. El éxito inmediato de
la primera serie, que se inicia con la batalla de Trafalgar, lo empujó a continuar con la segunda, que acabó en
1879 con Un faccioso más y algunos frailes menos. En total, veinte novelas enlazadas por las aventuras
folletinescas de su protagonista.

Durante este periodo también escribió novelas como Doña Perfecta (1876) o La familia de León Roch (1878),
obra que cierra una etapa literaria señalada por el mismo autor, quien dividió su obra novelada entre Novelas
del primer período y Novelas contemporáneas, que se inician en 1881, con la publicación de La desheredada.
Según confesión del propio escritor, con la lectura de La taberna, de Zola, descubrió el naturalismo, lo cual
cambió la maniére de sus novelas, que incorporarán a partir de entonces métodos propios del naturalismo, como
es la observación científica de la realidad a través, sobre todo, del análisis psicológico, aunque matizado siempre
por el sentido del humor.

Bajo esta nueva maniére escribió alguna de sus obras más importantes, como Fortunata y Jacinta, Miau y
Tristana. Todas ellas forman un conjunto homogéneo en cuanto a identidad de personajes y recreación de un
determinado ambiente: el Madrid de Isabel II y la Restauración, en el que Galdós era una personalidad
importante, respetada tanto literaria como políticamente.

En 1886, a petición del presidente del partido liberal, Sagasta, Benito Pérez Galdós fue nombrado diputado
de Puerto Rico, cargo que desempeñó, a pesar de su poca predisposición para los actos públicos, hasta 1890,
con el fin de la legislatura liberal y, al tiempo, de su colaboración con el partido. También fue éste el momento
en que se rompió su relación secreta con Emilia Pardo Bazán e inició una vida en común con una joven de
condición modesta, con la que tuvo una hija.

Un año después, coincidiendo con la publicación de una de sus obras más aplaudidas por la crítica, Ángel
Guerra, ingresó, tras un primer intento fallido en 1883, en la Real Academia Española. Durante este periodo
escribió algunas novelas más experimentales, en las que, en un intento extremo de realismo, utilizó íntegramente
el diálogo, como Realidad (1892), La loca de la casa (1892) y El abuelo (1897), algunas de ellas adaptadas
también al teatro. El éxito teatral más importante, sin embargo, lo obtuvo con la representación de Electra (1901),
obra polémica que provocó numerosas manifestaciones y protestas por su contenido anticlerical.

Durante los últimos años de su vida se dedicó a la política, siendo elegido, en la convocatoria electoral de
1907, por la coalición republicano-socialista, cargo que le impidió, debido a la fuerte oposición de los sectores
conservadores, obtener el Premio Nobel. Paralelamente a sus actividades políticas, problemas económicos
le obligaron a partir de 1898 a continuar los Episodios Nacionales, de los que llegó a escribir tres series más.